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Mischkyn

DE MEMORIAS, TUMBAS Y POETAS.

DE MEMORIAS, TUMBAS Y POETAS.

Recientemente, y a la luz del debate sobre la memoria histórica, los descendientes de Federico García Lorca han accedido a la excavación de la fosa común del barranco de Víznar para recuperar los restos del poeta allí fusilado en agosto de 1936. Federico, tras el pronunciamiento de Franco, consideró que estaría más seguro y arropado en su Grnada natal, donde buscó el amparo de la familia Rosales. Pero alguien pensó que ese poeta alegre, republicano y progresista merecía ser asesinado. España, con frecuencia, ha sido Cronos devorando a los mejores de sus hijos: Machado, Miguel Hernández, Lorca, Alberti, Cernuda, tantos políticos, científicos muertos o llevados al exilio.

Recuperar los restos de Lorca es darle la oportunidad, como quiso en un poema, de ser enterrado con su guitarra. Y es también un ejercicio de memoria colectiva sobre el error y el horror. La memoria sólo tiene valor cuando es memoria ética, memoria educativa. Y más cuando nos referimos a este poeta ingenuo que, como Sócrates, los ilustrados, Kant o la Institución Libre de Enseñanza, creía que la educación popular era el camino hacia la bondad y la justicia. Necesitamos recordar aquello que Hanna Arendt llamó la ’banalidad del mal’, esa fina línea de crueldad que convierte al delicioso comerciante en un asesino, al viejito dulce que enseña a jugar a su nieta al ajedrez en un brutal torturador de la dictadura argentina (en el bellísimo cuento titulado La despedida incluido en Los caballos azules, esa maravillosa colección de narraciones de Ricardo Menéndez). Es esa banalidad que despierta los demonios del alma de ’gente normal’, lo que nos recuerda nuestra fragilidad, la necesidad de una permanente atención moral.

La recuperación de los restos de Lorca es, pues, una buena excusa para muchas cosas. Para recordar nuestra historia, para renovar nuestra compasión, nuestra empatía, la necesidad de la tolerancia y el diálogo como muestra de la dignidad humana. Es también buena ocasión para releer a ese poeta que, con San Juan de la Cruz y Juan Ramón, componen el gran monumento a la sensibilidad: ’tengo miedo a perder la maravilla / de tus ojos de estatua y el acento / que de noche me pone en la mejilla /la solitaria rosa de tu aliento’. Y es también la oportunidad de recordar Granada, la infinita coquetería de su luna mirándose en los estanques de la Alhambra. ¡Volveré a Granada! Gracias, Federico.

BARAJAS: LA T4 COMO METAFORA.

BARAJAS: LA T4 COMO METAFORA.

La Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas es una colosal obra de arquitectura que mereció el Premio Pritzker, que suele equipararse al Nobel de los arquitectos. Y, sin embargo, es un nombre que asocio con connotaciones negativas. ¿Por qué? Creo que hay varias razones; la primera, su dimensión sobrehumana, esos carteles que te anuncian que tardarás 27 minutos en llegar a tu puerta de embarque... Pero hay otra razón de mayor peso y es una cierta asociación con a tragedia. En su escaso rodaje, hemos tenido ocasión de leer varias veces ’caos en la T4’, ’pánico en la T4’ o titulares semejantes.

La T4 se me aparece como una metáfora de la vida, como ese lugar de claroscuros, de luces y sombras. Amén de la grandeza arquitectónica, la T4 ha sido también el lugar de grandezas y miserias humanas. Estos días, con motivo del trágico accidente del avión de Spanair, leía las declaraciones de una milagrosa superviviente, de nombre Ligia. Hacía un canto a la vida, basado en la importancia de su trabajo en el SAMUR madrileño, en la necesidad de ayudar a los demás. Como en casi todas las tragedias, aparecía el lado heroico de la dignidad humana. Frente a ello, recordaba yo la T4 como el lugar en que unos desalmados terroristas arrebataron la vida a dos pacíficos ecuatorianos que descansaban su ilusión y su porvenir en el aparcamiento de la terminal.

Dos formas radicalmente distintas de entender la vida. La de la compasión, el afecto, la cooperación con los otros frente a la de la intolerancia criminal, el fanatismo y el culto a la muerte. Recuerdo entonces la pasión ilustrada, ese intento de mejora moral basado en la lucha por la dignidad que tomó forma en la Declaración de derechos del Hombre y del Ciudadano. ¿Lo aprenderán algún día los liberticidas? Camus concluía La peste recordándonos que hay en los seres humanos más cosas dignas de admiración que de desprecio. Ligia lo sabe. Con ella aprendemos. Gracias.

BABEL: LENGUAS Y EDUCACIÓN.

BABEL: LENGUAS Y EDUCACIÓN.

Es de sobra conocida la narración bíblica del Génesis sobre la construcción de la Torre de Babel y el perjuicio que ello trajo a sus promotores. Hay dos interpretaciones clásicas sobre el tema: la primera nos habla de que Dios pretendió castigar la osadía, el orgullo (la ’hybris’ de que hablaban los griegos) de los seres humanos que intentaban alcanzar el cielo; la segunda, quizá menos conocida, interpreta el hecho como una triquiñuela de Yahvé para que los humanos cumplieran su orden de expandirse por el mundo. Para ello era necesario introducir un principio de diferencia, de escisión, y nada mejor, al parecer, que la multiplicación de las lenguas para que las gentes no se comprendieran, carecieran de sentimiento común, de ’com-pasión’.

El éxito del castigo queda a la vista. Y también su permanencia en el debate político y cultural español. Este verano, quizá porque el calor ofusca nuestras mentes, ha vuelto a la actualidad el debate lingüístico, movido por propuestas, réplicas y contrarréplicas en torno al manifiesto en defensa de la lengua castellana. En el País Vasco ha tenido lugar también otra polémica, a caballo entre la lengua y la enseñanza, a raíz de las filtraciones sobre el nuevo modelo educativo que elabora la Consejería de Educación. Quisiera referirme en este escrito a esta última.

Como en todo proceso legislativo, el Consejero de Educación, Sr. Campos, miembro de EA, ha sugerido un diagnóstico y una serie de propuestas para corregir los defectos encontrados en ese diagnóstico. Hay paradojas en ambos. Según él, la mayoría de los adolescentes vascos no consiguen dominar el euskara, incumpliendo así el objetivo de crear una sociedad bilingüe. Sorprende este diagnóstico, porque, al parecer, la mayoría de esos jóvenes, pese a estudiar en modelo B (todo en euskara, salvo lengua castellana y matemáticas) e incluso en modelo D (íntegramente en euskara), no tienen competencia suficiente en el idioma. Es, sin duda, preocupante, que alguien que lleva quince años estudiando en una lengua la desconozca. No quiero siquiera referirme, claro está, a los estudiantes de modelo A (íntegramente en castellano con el euskara como asignatura), escasos y sin oferta pública.

Ese es el diagnóstico. Como acostumbra a ocurrir en las interpretaciones nacionalistas, no se valora positivamente el que miles de ciudadanos hayan aprendido euskara en los últimos años, que haya una mayoría de padres y alumnos que escogen modelos mixtos o sólo en euskara, que se haya extendido el uso de la lengua, etc. Este proceso, de una enorme magnitud, ha conllevado tiempo, recursos, frustraciones, éxitos... Muchos buenos profesores escogieron cambiar de Comunidad con la consiguiente descapitalización de experiencia y saber. Un proceso complejo con luces y sombras, pues.

El nuevo modelo educativo goza, según opinión del Consejero, de la aprobación de la comunidad escolar y de la sociedad civil en general. Curioso acto de fe, dado que el texto aún se desconoce. Frente a esta opinión, el PP, el PSOE y hasta el PNV han manifestado su rechazo o, cuando menos, notables diferencias. En este nuevo modelo, el euskara se convierte en lengua vehicular, los centros deberán impartir al menos un 60% de sus materias en euskara y, con ello, desaparecerán los modelos educativos vigentes (A, B y D) que, con errores y problemas, han posibilitado un salto histórico en materia educativa en Euskadi. La educación, pues, vuelve a las trincheras, al enfrentamiento, lo mismo que las lenguas, volviendo a la maldición bíblica. Continuaremos con el tema.

POLÍTICA: INDIGNIDAD EN MONDRAGÓN.

POLÍTICA: INDIGNIDAD EN MONDRAGÓN.

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Casi de manera coincidente con la cesión por parte del PSOE de una secretaría de la Mesa del Congreso, el PNV encabeza la negación a la aprobación de una moción de censura a la Alcaldesa de Arrasate-Mondragón, cuyo objetivo era que la mayoría democrática de la Corporación ocupara el sillón que ha manchado de indignidad la actual Alcaldesa.

Creo que el problema que no acaba de entender el PNV con esta actitud es el de que la ciudadanía vasca se ha cansado en algunos temas de rebuscados ditirambos de carácter político. Es posible que el análisis realizado por Egibar y compañía tenga que ver con la crítica a la Ley de Partidos o con la necesidad, tantas veces repetida, de no alejarse de ese espacio político para recoger las nueces y, de paso, algunos votos futuros de ese nacionalismo extremo. Pero vuelven a equivocarse, porque ya –creo, al menos- no se trata de política.

La cuestión que se dirime es de puro humanismo, de pura dignidad, de ética convivencial. Las gentes necesitamos rostros humanos que puedan devolver la mirada a esa hija de Isaías, a esa viuda desconsolada. Era el filósofo lituano-francés Levinas, si no recuerdo mal, quien en su obra Humanismo del otro hombre fijaba la ética en la mirada de esa viuda, una mirada que ordena el amor, la solidaridad, esa caridad laica elemental. Es, nos recordaba Levinas, el rostro del otro, del pobre, de la viuda, del huérfano quien nos ordena la ética. E Isaías, sus hijas, sus viudas tienen rostro.

No sé si entro en caminos complejos cuando pienso que ése ha sido el gran salto en la lucha contra el terrorismo en Euskadi desde el asesinato de Miguel Angel Blanco fundamentalmente. El  terrorismo triunfa cuando convierte a su víctima en objeto (un guardia civil, un militar, un periodista, un judío, un socialista…), cuando les roba su identidad íntima y única, cuando consigue deshumanizarlo. En esta deshumanización (cuyo extremo estuvo en el nazismo o en Pol Pot en Camboya) se consigue la quiebra del acercamiento al otro y, por ello, del sentimiento compartido. Pero cuando la víctima recupera el rostro, cuando hay mirada (¡gracias a esa hija de mirada infinita y serenidad suprema!), se nos remueven las entrañas (también Levinas hablaba de una ética de las entrañas, del corazón limpio, puro, directo), la solidaridad de lo humano. Acierta en eso Miguel Buen, secretario de los socialistas gipuzkoanos, cuando habla de elementos prepolíticos, de una ética básica humana previa a la política.  Soy un ingenuo creyente en las ideas ilustradas (recuérdese el nombre de este blog en lo ingenuo) y pienso que los avances económicos y sociales conllevarán en algún momento avances morales. En ese momento, el pueblo vasco, con sus votos, pondrá en su lugar a los indignos de Mondragón y de todo el mundo. Se lo debemos a la familia de Isaías y a tantos que han sufrido y siguen sufriendo. Hagamos una apuesta por la dignidad, la ética y la decencia. La política, mañana.

PALABRAS PARA LAURA

PALABRAS PARA LAURA

Cuentan que el nombre de Laura nace de laurea y de laurel, y tiene que ver con el premio y la gloria. Comparto esta idea de Laura como premio.

Además de con caras y personas próximas, el nombre de Laura me lleva siempre a pensar en Petrarca, el padre de la lírica moderna. Parece ser que la conoció un Viernes Santo abrileño de 1327, y aquello cambiaría su vida. Contaba el poeta 23 años y dice la leyenda que el propio marido de Laura de Noves, un viejo antepasado del marqués de Sade, encargó a Petrarca la elaboración de un poemario para su amada. Tras verla, quedó preso en ella, que, como nos recordaban Cernuda y María Zambrano, es la más bella forma de la libertad. A partir de ahí, el verso correría fluido dando origen a la poesía moderna, más allá de la bella Beatriz de Dante.

Como a Petrarca, también me acompaña Laura. Y, como él, también me gustaría escribir sobre su pelo dorado y sus ojos flechadores. Soy, sin embargo, demasiado tosco y poco dado a expresar los sentimientos. Cuando pienso en ella, no obstante, recuerdo las palabras que el fantasma de la ópera dedicaba a su amada: ‘los dioses sonrieron cuando te imaginaron’.

Nos presentó un sol infernal en las delicadas callejuelas de la judería cordobesa. Después nos besó la nieve lenta en la Alhambra y a la salida del Sagrado Corazón parisino, donde nos miraban con envidia los pintores del hambre y del frío. Paseamos sonrisas de la mano en el barrio de Santa Cruz, en el amable Retiro madrileño y siempre en el mundo de los sueños. Son las piedras que componen la catedral de mi corazón.

Mil palabras, mil miradas, mil sonrisas contra la distancia. No tengo ninguna duda de que, como dice su nombre, es laurel para mí, inmerecido premio, excesiva donación de los dioses. Por eso son suyos todos mis besos. Por eso, gracias.

BUENAS COMPAÑIAS. 1. ANTONIO MACHADO.

BUENAS COMPAÑIAS. 1. ANTONIO MACHADO.

He tenido ocasión de ver en youtube un recorrido fotográfico por la vida de Antonio Machado. Y se confirma el viejo adagio popular de que la cara es el espejo del alma. Sus primeras imágenes no son las de su Sevilla natal, ese maravilloso palacio de Dueñas que le vio nacer (‘mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero’), sino de la Soria de Leonor. Es la ciudad desnuda, provinciana, con apenas 7.000 habitantes y el Duero ofreciendo al poeta una belleza esquiva e incómoda.

Ese profesor de instituto que imparte clases de francés se enamora de la joven de 14 años a la que veía en su modesta pensión. Hay en esa época dos fotos que reflejan amor, felicidad… El poeta tendrá que sufrir las mofas envidiosas de aquella España de charanga y pandereta: un hombre de 34 años casándose con una deliciosa joven de 16. El torrente poético se derrama captando el alma de Castilla y el ímpetu invencible del amor.

Pero su felicidad será efímera, demasiado efímera. Rota por la enfermedad, Leonor muere. ‘Voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo’. Muere el amor, muere la luz, muere la dulzura. La tristeza invade a Machado y quizá nunca le abandone: ‘poned atención; un corazón solitario no es un corazón’. Por eso deberá huir de Soria, demasiado corazón, y buscar nuevos aires. También inicia así un viaje del yo al nosotros, de aquel espíritu vital bergsoniano al compromiso con esa España que muere y con la que bosteza. Es el descubrimiento de los otros, de la llamada histórica a construir un país distinto, educado, nuevo. Pero aquel rayo de luz de la República será demasiado breve. Y encontramos al fin al poeta cansado, tomando por el brazo a su madre, en esa marcha a la que la terrible España ha condenado históricamente a algunos de sus mejores hijos. Con él, con Lorca, con Cernuda, con Salinas, con Guillén, la poesía era desterrada de España.

Le espera una luz ligera y pasajera en Colliure. Y, como en una muerte simbólica, el poeta cansado, sin afeitar, entregada la vida, guarda en su bolsillo un último verso: ‘estos días azules y este sol de la infancia’. Había cruzado la frontera a finales de enero; el 22 de febrero moría, y tres días después lo hacía su madre.

Hoy regresamos a Machado, a los olmos viejos y cansados, a sus dulces sonrisas hacia Leonor y Guiomar, a su amor comprometido con la España que le destierra. Volver a Machado en esta primavera es un ejercicio de gratitud y también de pedir días azules y soles de infancia para nuestro futuro colectivo. Una de las dos Españas, quizá, nos hiele el corazón.

 

POLITICA: TRAS EL ABERRI EGUNA

POLITICA: TRAS EL ABERRI EGUNA

POLITICA: TRAS EL ABERRI EGUNA.

Buscando quizá el poder taumatúrgico que el cristianismo confiere al Domingo de Resurrección, y con un tiempo poco amable, los nacionalistas vascos han vuelto a celebrar el Día de la Patria Vasca. Dado que las representaciones de la izquierda independentista y de EA son, como las de la Pasión de Cristo, repetitivas y previsibles, las miradas se centraban más en la fiesta del PNV y, concretamente, en aguzar el olfato para intentar distinguir los indicios de nuevos rumbos en la nave jeltzale.

Es cierto que estas fiestas rituales tienen un alto componente de consumo interno y que, por ello, los analistas tienden a observar elementos expresivos de otra índole: lenguajes corporales, abrazos, pequeños cambios en las frases, discursos ausentes… El movimiento de timón en los transatlánticos nunca es brusco, pero siempre se pretende adivinar la intención de los pilotos. Los oradores hablan de un ‘acuerdo singular’, remachando la especificidad del ‘conflicto vasco’. Claro que existe también quien niega la mayor: ¿existe, en verdad, conflicto vasco como gran sustantivo, más allá de la persistencia ciega e inmoral del terrorismo? ¿O es una cantinela repetida por los nacionalistas, tan diestros en simultanear las tareas de pirómano y bombero?

Aceptemos, con Chantal Mouffe, que el conflicto es la esencia de lo político. Entonces, ¿por qué tanto empeño en singularizar ‘nuestro’ conflicto? ¿Qué hemos aprendido en la pasada legislatura de los cambios en la vertebración del Estado? Podemos manejar dos hipótesis: o bien una parte importante de la ciudadanía considera que el modelo existente de relación entre Estado central y autonomías es correcto, o bien no ha sido correctamente explicada la necesidad de los cambios estatutarios; ahí están los ejemplos de los Estatutos catalán, valenciano, andaluz, aprobados con más pena que gloria y sin gran atracción movilizadora para la ciudadanía.

En este contexto, la petición nacionalista es compleja  y  resulta difícil que sea admitida. Por una parte, si se refiere al famoso ‘derecho a decidir’ o autodeterminación encubierta, ningún partido constitucional puede atreverse a recorrer esa vía (al menos hasta que se produzca un hecho similar en algún país de Europa occidental, como pudiera ocurrir en los casos escocés o belga); si se trata de redefinir el Estatuto y ampliar las competencias, la experiencia catalana enseña la marejada que puede esconder ese intento. Han aparecido algunos globos sonda, como el blindaje del Concierto económico (quizá fácilmente aceptable, aunque Cataluña lo observaría con la atención del alumno que desea copiar al más aventajado); otros elementos parecen de más difícil encaje, porque abrirían una nueva brecha en las reivindicaciones. Me refiero, claro está, a temas como el INEM (¿sindicatos como UGT y CC.OO o la CEOE dejarían en manos del sindicalismo nacionalista este asunto?) o la caja única de la Seguridad Social. El tránsito no es fácil y la preocupación ciudadana no parece excesivamente centrada en estos asuntos competenciales.

Dos asuntos, pues, centrarán próximamente nuestra atención. El primero se refiere a cuál ha sido la lección que el PSOE ha extraído de aquel incierto deambular por el Estatuto catalán (que pasó de ser un remedio para la financiación sanitaria a un debate identitario sobre si Cataluña era o no una nación) – y que le condujo a los momentos de menor valoración política en la pasada legislatura-, y cuál ha sido la aprendida por el PNV, tras constatar una y otra vez que su extremo soberanista se ve castigado por el aprecio ciudadana. Confiemos en que no se den cita otra vez estos dos dislates y haya mayor altura de miras. Aunque la historia no nos hace excesivamente optimistas.

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EN EL DIA DEL PADRE

EN EL DIA DEL PADRE

LA DIFÍCIL TAREA DE SER PADRE.

Aunque suene tópico, quizá sea bueno aprovechar esta celebración comercial del Día del Padre para reflexionar sobre nuestro papel como tales. Y, valiéndome también de los tópicos, repetiré aquel de la difícil tarea de educar a esos seres que vienen al mundo sin un manual de instrucciones.

Tengo dos hijos (deliciosos, claro, como dicta el amor de padre). El primero, con quince años, recorre la procelosa adolescencia; el segundo, bordeando los doce, comienza a asomarse a ella. No es fácil responder bien a sus demandas afectivas, educativas… La catarata amorosa que desprendemos hacia ellos –quizá tan simple como un instinto animal- debe ser contenida si queremos conseguir que crezcan libres y racionales. Pero no es sencillo mantener la auctoritas sin ser autoritario, ganar sU confianza sin perder la necesaria distancia (como se ha señalado con inteligencia, si fuéramos sus amigos –que ya los tienen- quedarían huérfanos, sin referencia de otro tipo)…

Quizá antes fuera todo más fácil. O quizá siempre haya sido difícil y nos refugiemos en esta idea. Bien es cierto que las generaciones anteriores tenían certidumbres mayores en algunos temas; también que la educación familiar tenía como lugar el hogar, donde habitualmente se encontraba sólo la mujer; fueron nuestras madres las que nos educaron. Después vendrían las revoluciones: la de la mujer, con su incorporación al mundo laboral, la sexual, la contraria a la autoridad. Las certezas dejaron de serlo: se abría un mundo más libre pero quizá más difícil de transitar.

En este mundo no es sencillo hallar referencias; yo he encontrado muchas. Valgan dos como ejemplos luminosos: José Antonio Marina y Fernando Savater. Con ellos he aprendido que educar es, más que nada, acompañar con afecto. De mis padres, que los domingos me compraban unos tebeos de vidas ejemplares, aprendí el valor del ejemplo, del modelo, de la referencia moral. Educar es también a veces esperar, sobre todo en la adolescencia, respetar la independencia que va naciendo (muchas veces, como las olas del Cantábrico, golpeando frente a nosotros), pero acompañarles en ese proceso, creando un escenario de afecto, una red de protección.

Educar, como casi todo en la vida, exige esfuerzo, dedicación, atención, mirar y escuchar mucho, interpretar sus gestos y sus palabras. Es también compartir valores. Uno de los que nos diferencia es la experiencia, y debemos ponerla a su servicio: explicarles dónde nos equivocamos, reconducir sus caminos, decir bastantes veces que no y explicar el por qué… Pero, sobre todo, es querer, un querer no invasivo que les ayude en su autoestima y les prepare también para situaciones complejas. En mi caso, soy un afortunado, porque esos dos diablillos me hacen tan fácil el quererles… Un beso para ellos en su día, que es el nuestro.

POLITICA. ¿EL FIN DE LA NORIA VASCA?

POLITICA. ¿EL FIN DE LA NORIA VASCA?

¿EL FIN DE LA NORIA VASCA?

En una metáfora recurrente se ha comparado la política vasca a una noria, que gira sin cesar, cansina, repetitiva.  También podría compararse, al menos hasta ahora, con el trabajo de Penélope, tejiendo durante el día para deshacer lo hilado durante la noche. Pero hasta esa excelente argucia  de la fiel dama para dilatar su matrimonio en la espera de Ulises tuvo un fin, que la leyenda sitúa pasados tres años de engaño colectivo.

Hay quien piensa que, tras las elecciones celebradas el pasado 9 de Marzo, también la noria vasca tiene sus días contados. Si, saltando las reglas de la prudencia, trasladamos los resultados producidos en esa jornada a los escaños del Parlamento vasco, encontraríamos que de los 75 escaños (la mayoría absoluta se sitúa, pues, en 38), 33 corresponderían al PSE y 16 al PP, con un retroceso considerable del tripartito gobernante del PNV, EA e IU. Distintos analistas han recurrido a elementos explicativos de este cambio cualitativo: el bipartidismo, el asesinato etarra de Isaías Carrasco que habría despertado una justa solidaridad hacia los socialistas heridos, el cambio sociológico con un paisaje vasco más normalizado y que no vive los problemas identitarios como tragedias griegas, el buen hacer de Patxi López y la valoración positiva de la actuación de Zapatero en el proceso de paz y en su gestión posterior, etc.

El PNV ha iniciado, lógicamente, un proceso de reflexión sobre las razones de su fracaso electoral. Imagino que muchos de ellos añorarán la pérdida del liderazgo de Imaz, quien, visto lo ocurrido, parece que acertó en su diagnóstico sobre el cambio social vasco, así como sobre la necesidad de adaptar el nacionalismo a los nuevos tiempos. Pero, ¿qué está ocurriendo en el nacionalismo vasco? Se tiene la sensación de que, tras más de un cuarto de siglo en el poder, su proyecto político está agotado. El Plan Ibarretxe, la obsesión por la consulta sobre el derecho a decidir y la ausencia de políticas públicas novedosas y atractivas han colocado al nacionalismo gobernante en una difícil posición, alejado de los intereses ciudadanos. Aparecen, además, otros síntomas comunes a los Partidos en crisis: la corrupción (el caso de la Hacienda de Irún es representativo de esta situación), la crisis interna y de liderazgo, los mensajes diversos (Imaz /Ibaretxe), etc. Es previsible que, tras su reflexión, su 'péndulo patriótico' vuelva a zonas más templadas, pero ya nada seguirá siendo igual.

Frente a ello aparece un Partido Socialista estratégicamente bien ubicado. Zapatero es un líder bien valorado en Euskadi. Patxi López ha recogido la mejor herencia del socialismo vasco de los últimos años. No debemos olvidar, en efecto, la buena gestión de aquellos Consejeros de los años 80: Ramón Jáuregui, Paco Egea y Paulino Luesma, con propuestas novedosas en los ámbitos económicos y laborales, José Ramón Recalde y el asesinado Buesa reformando radicalmente el sistema educativo en una complejísima labor de recuperación del euskara que ha sido poco reconocida socialmente, Freire colocando, en la estela de Azkuna, a la sanidad vasca como referente, y tantos otros que comenzaron a situar al socialismo vasco en posición de centralidad que hoy ocupa y se encarna en nuevas figuras como Eduardo Madina, Ernesto Gasco… De aquel gran esfuerzo de comprensión del otro nace posiblemente el apoyo actual de la ciudadanía vasca al socialismo. De aquel esfuerzo y del que se ha acometido de nuevo en estos últimos años, buscando posiciones integradoras.

Hay en el socialismo vasco dos grandes componentes que, cuando florecen, producen excelentes resultados: ese rostro de reflexión y gestión, y el otro, el de gentes como Froilán, como Isaías, gentes del pueblo que realizan una labor social llena de mérito y compasión hacia los que les rodean.

Y es posible que todo esto haga, por fin, que la noria vasca deje de girar sobre sí misma y se abra a horizontes de futuro esperanzados. Serán horizontes para la esperanza y quizá algún día podamos compartir entre todos en este país tan castigado la sentencia de Camus en La peste: 'hay en los hombres más cosasdignas de admiración que de desprecio'.  Seguiremos analizándolo.

PRESENTACION. EL IDIOTA DE DOSTOIEVSKI COMO REGALO.

PRESENTACION. EL IDIOTA DE DOSTOIEVSKI COMO REGALO.

PRESENTACIÓN: EL  IDIOTA DE DOSTOIEWSKY COMO REGALO.

Todos tenemos algunos libros de cabecera a los que volvemos una y otra vez, buscando en ellos elementos estéticos, certezas morales, juegos de palabras, recuerdos de otros tiempos… En mi caso, uno de mis amores recurrentes es El idiota, esa extensa novela que alguien ha querido ver como guiño autobiográfico del propio Dostoievski.

¿Qué es lo que nos impresiona de esta novela? ¿Dónde radica su atractivo? Posiblemente en la lenta y meditada construcción del personaje que da título a la obra. Se trata, como es sabido, de un príncipe, el príncipe Mischkyn,  que regresa a Rusia tras recibir tratamiento en Suiza de su enfermedad, la epilepsia. Ya en el tren que le traslada de vuelta a su patria intentará recobrar su vida personal, social… Dos características determinan su forma de vida: una infinita bondad y una sinceridad asociada a ella que parece condenada a ser castigada en cada momento. Sin embargo, esa bondad, arrojada sobre el rostro de la sociedad de su tiempo, le va convirtiendo en una figura deseada, fuerte, en el triunfo de un componente ético en una sociedad que, como la moderna, parece condenada desde Maquiavelo a Hobbes, a reconocer en la maldad una especie de virtud natural del ser humano.

Dostoievski, con este personaje, lanza una carta despiadadamente moral, una apuesta radical por la posibilidad de un extraño triunfo de la  bondad en el mundo. Así, el idiota parece dejar de serlo y convertirse en un aldabonazo contra nuestras conciencias, en una llamada a repensar un mundo sin principios, sin ética y, derivadamente, como nos recordó en su día el profesor Valverde, sin estética.  El príncipe Mischkyn es, sin duda, un reto absoluto en nuestro tiempo, una exigencia moral sin condiciones que llama a nuestras almas y nos repite, como en un martilleo incesante, que ‘otro mundo es posible’.

Por esas trampas de nuestra memoria, acostumbro a asociar a este personaje con otra figura de relevancia histórica: Bertrand Russell. En un conocido texto de su Autobiografía (por cierto, ¿para cuándo su reedición?), Russell escribía:

Tres pasiones, sencillas, pero tremendamente fuertes, han regido mi vida: el deseo de amar y ser amado, la búsqueda del saber y una compasión, superior a mis fuerzas, por el sufrimiento de la humanidad…Busqué primero –continúa el Lord inglés- el amor, porque trae consigo el éxtasis –éxtasis tan grande que muchas veces hubiera sacrificado yo el resto de mi vida por unas pocas horas de su gozo. Lo busqué también, porque el amor alivia la soledad –esa terrible soledad en la que el tembloroso ser que tiene conciencia de sí mismo se soma al borde el universo y ve un frío abismo sin fondo y sin vida-. Y lo busqué finalmente porque en la unión que es amor he visto, como en mística miniatura, la visión anunciadora de ese cielo que los santos y los poetas han imaginado. Eso es lo que busqué, y aunque parezca quizá demasiado gozo para el hombre, eso es lo que, al fin, he encontrado.

Con el mismo apasionamiento busqué el saber (..). El amor y el saber, en cuanto me fueron posibles, me levantaron hacia arriba, hacia los cielos. Pero la compasión me devolvió siempre a la tierra. Ecos de gritos de dolor reverberan en mi corazón. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos inválidos que son sólo una carga odiada para sus hijos, y todo ese mundo de soledad, pobreza y sufrimiento convieerte en burla lo que la vida humana debiería ser. Aspiro con toda mi alma a aliviar el mal, pero no puedo, y sufro. Esta ha sido mi vida. La juzgo digna de vivirse y, si se me diera la oportunidad, volvería a vivrla con gusto'.   

El objetivo de este blog será intentar trasladar esas miradas ingenuas hacia el mundo que nos rodea. Son ámbitos de mi interés la política, en un inento de construir una sociedad más justa, la historia, para evitar repetir los trágicos errores, la educación, que es el nombre del futuro. A hablar de todo ello quiero dedicarme. Y espero que no sea un soliloquio, sino un diálogo, porque las otras voces son los sonidos celestes. Gracias.

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